Este 25 de junio es la última presentación de Woyzeck en el Teatro Colón. Una obra de teatro dirigida por Jimmy Rangel, que liga el mundo metafísico con el cuerpo, integrando el teatro físico, la danza contemporánea y el canto en un mismo escenario.
Jimmy, quién estudió en el colegio público Miguel de Cervantes Saavedra de Usme en su adolescencia, es uno de los directores de teatro más jóvenes y reconocidos de la escena en la actualidad.
Previo a Woyzeck dirigió El árbol de la abundancia, que vieron miles de personas durante la época navideña en la Plaza de Bolívar, y entre otros grandes logros, fue el director escénico de los Juegos Centro Americanos y del Caribe 2018 y Los Juegos Bolivarianos 2017.
Eventos que no le quitan humildad, porque “yo no tengo una aspiración de volverme un maestro o que mi obra sea leída desde ese lugar”.
“Yo creo que mi generación está en una búsqueda constante de generar y hacer que la industria esté en un mejor lugar”, dijo Jimmy Rangel a Rubén Melo, enviado de El Tiranosaurio Digital, en un encuentro durante el conversatorio: Woyzeck desde su interior, que llenó el Teatro Colón hasta más no poder.
Decenas de interesados en aprender cómo hizo Jimmy para crear esa obra, cuya puesta en escena incluye potentes contraluces con lluvias en el escenario, haciéndolo sentir un personaje vivo que transcribe la naturaleza angustiante del protagonista.
Además de las actuaciones de Felipe Botero, Carolina Cuervo, Patricia Tamayo, Erik Rodríguez, Nicolás Cancino y Luisa Vargas, quienes hacen un despliegue del potente teatro físico.
Una técnica, arte o estilo de teatro que Jimmy viene trabajando desde años, tras sus estudios en el International School of Corporeal Mime de Londres, en el Instituto Universitario Nacional del Arte en Buenos Aires, en el Instituto Superior de Arte de la Habana y en la Academia Superior de Artes de Bogotá.
Incluso antes, cuando dirigió el baile final de su curso durante la culminación del año escolar en el I.E.D Miguel de Cervantes Saavedra en 2013, un espectáculo nunca visto en ese colegio, en el que descendieron alumnos desde el techo de un cuarto piso colgados en cuerdas y en medio de intensos humos de colores.
Un colegio y una localidad donde le hicieron bullyng en su adolescencia por ser gay, pero que le hacen entender quién es por su origen. “A mí no me tumban tan fácil porque soy de Usme, crecí en el barrio y eso hace parte de mí.”, dice.
Sin embargo, aclara que a pesar de respetar y honrar el lugar de donde viene, sobre todo ahora en la madurez, “no hay que romantizar los espacios” porque se quedan allí.
“Entonces mi invitación es poner todo en cuestión. Saber qué tan bueno es venir de allá. Usme me encanta y lo recuerdo con muchas emociones. Muchas no son felices, pero lo recuerdo y soy de Usme”.
Finalmente, respecto a Woyzeck, Jimmy piensa que no tenía claro el objetivo cuando la creó, pero ahora considera que puede ser una “reflexión sobre la salud mental” y que, si se pudiera transformar en algo, “desearía que se transformara en un mensaje donde la gente reflexiona sobre su salud mental”.
Entender que hay ser capaces de afrontar los problemas, no negarlos y que hay personas vulnerables, enfermas y cansadas.
Woyzeck duró desde el siete de junio hasta el 25 del mismo mes en el Teatro Colón y es una obra de teatro escrita por Georg Büchner que quedó inconclusa al morir en 1837, pero que ha sido terminada póstumamente en distintas versiones por varios autores, editores y traductores, incluido Jimmy Rangel.
Y se basa en la historia real del soldado alemán Johann Christian Woyzeck, que trata los efectos deshumanizadores que tienen un doctor, una mujer y los militares en su vida y en sus pensamientos.